¿Qué es y a qué se debe el desgarro muscular?
El desgarro muscular es uno de los problemas más recurrentes en el cuerpo humano. Se define como la rotura o distensión de un músculo o tendón, la cual se produce como resultado de algún estiramiento o contracción demasiado exigente en el tejido muscular.
Es muy común en aquellas personas que practican algún tipo de actividad físico de forma recurrente, puesto que sus músculos están más sometidos a estímulos de alta exigencia. Por supuesto, es una dolencia que también se puede presentar en personas que no realicen actividades de forma periódica.
Dependiendo de la magnitud de la lesión, las personas podrán incluso continuar con algunas actividades ligeras sin mayores contratiempos. Este es el caso de los desgarros leves, donde se puede sentir la zona lesionada mucho más tensa y sensible que el resto del cuerpo.
Por otra parte, la inflamación y dolor de los desgarros severos impiden cualquier tipo de actividad con el músculo dañado. En estos casos, es importante acudir inmediatamente a tratarse con un profesional.
Zonas más comunes de desgarros musculares
Las zonas del cuerpo en que se concentran este tipo de lesiones son aquellas que suelen tener más actividad o que se encuentran más expuestas a malos movimientos. Las pantorrillas por ejemplo sostienen una gran cantidad de peso y son utilizadas en la mayor parte de nuestras actividades.
Por supuesto, también existen otras áreas en las que también es común sentir la incomodidad de un desgarro. La zona de los muslos también es propensa al desgarro muscular, así como en los lugares que rodean la rodilla, la espalda y los músculos lumbares en general.
Como se puede apreciar, todos estos lugares tienen en común su labor de soporte del cuerpo y es por este motivo que se encuentran tan vulnerables frente a este tipo de lesiones.
¿Cómo tratar los desgarros musculares?
El tratamiento de un desgarro dependerá de la gravedad que tenga este y de la zona en que se presente la lesión. En el caso de los casos más leves, lo primero que tendremos que hacer será inmovilizar la zona y protegerla de cualquier tipo de daños. Durante los primeros 2 a 3 días lesión es muy importante mantener reposo y retomar lentamente los movimientos del músculo.
Una buena alternativa para aliviar las dolencias y reducir la inflamación de la zona es la aplicación de hielo. Para que este tratamiento sea efectivo es importante no dejar la piel en contacto directo con el hielo y siempre utilizar algún tipo de paño que envuelva el contenido frío. De esta forma evitamos que la piel se resienta por acción de la baja temperatura.
Finalmente, una buena manera de contener la lesión y brindarle óptimas condiciones de mejoría es realizando un vendaje en la zona. También es importante mantener en altura los músculos lastimados, puesto que esto aportará a la reducción de la inflamación y ayudará a una recuperación mucho más rápida.
Por supuesto, los fisioterapeutas pueden recetar ciertos medicamentos para aliviar la hinchazón y el dolor que provoca el desgarro. El tratamiento en lesiones de mayor magnitud suele ir acompañado de analgésicos y antiinflamatorios, cuestiones que vienen muy bien durante el proceso de recuperación.
En los casos más graves, existe la posibilidad de que sea necesaria una intervención quirúrgica para tratar adecuadamente la lesión. En aquellas situaciones donde los desgarros sean recurrentes o necesite recuperarse de un postoperatorio, es muy recomendable acudir con un fisioterapeuta para rehabilitar el músculo y prevenir futuras lesiones.
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